Nazareno huele a heno.
Macarena a hierbabuena.
Un monaguillo, a tomillo.
El Cristo de los Faroles,
a jabón de girasoles.
El campanero, a romero.
(…)
Versos Vegetales de Antonio Rubio
Ya echaba yo de menos esas coreografías dramáticas, estremecedoras, esas sincronías perfectas entre silencios y redobles de tambor que invitan al recogimiento, pero lo que más echaba de menos, sin duda alguna, ¡son sus olores!
¿A qué huele la Semana Santa?
Huele a torrijas recién hechas, a flores frescas, a cera quemada y a incienso. Y precisamente de eso, de incienso, de sus variedades y de su relación con los orígenes de la perfumería, os voy a hablar hoy.
El incienso es el olor esencial de la Semana Santa. Realza el paso de las imágenes y las inunda de significado. «Oler para creer».
Cada hermandad elige su mezcla de incienso y otros ingredientes para que aporte personalidad, como si de un perfume con sello propio se tratase. Un perfume único y lleno de significado.
El incienso es la resina obtenida de los árboles del género Boswellia que crecen originariamente entre Oriente Medio y África del Norte (Boswellia carterii), Etiopía ( Boswellia papirifera), India (Boswellia serrata) y China (Boswellia sacra).
Históricamente, Omán es el principal productor y exportador a nivel mundial, por eso se la llama Tierra del Incienso.
En su sultanato encontramos la provincia de Dhofar, donde aún se pueden encontrar yacimientos arqueológicos declarados Patrimonio de la Humanidad, como parte esencial de la Ruta del Incienso. Una ruta comercial que floreció entre el siglo III a.C. y el siglo II d.C. en la que se comercializaban incienso, mirra, olíbano, especias, madera de ébano, seda, textiles finos (lanas raras, plumas y pieles de animales) y oro.
En la historia reciente, Somalia, Eritrea y Yemen han suministrado gran parte de la producción mundial de incienso, pero sus continuos conflictos y guerras en los que se han visto implicados, han mermado sus niveles productivos en los últimos años, impactando en el precio de tan preciada materia prima perfumista.
Pero, ¿Cómo se obtiene el incienso?
Se practica un corte o incisión en la corteza de estos árboles para que la resina fluya y se seque en contacto con el aire. Cuando ha secado bien, la resina seca forma pequeños gránulos redondeados con una coloración pálida, amarillenta y opaca con una textura quebradiza.
Son las lágrimas de incienso. Decimos que el árbol llora. Su color y aroma varía dependiendo de las condiciones climatológicas y la incidencia directa del sol. Más blanquecina cuanto más sol directo le ha dado. Esos gránulos se pueden moler dependiendo de la textura final que queramos obtener.
Habitualmente, el incienso se suele utilizar de estas tres formas:
- Entero. Los gránulos de resina se queman directamente sobre discos de carbón. Es la forma más pura y primitiva.
- Pulverizado o granulado. Los gránulos de resina se muelen o parten en gránulos más pequeños, de manera que se queman más rápidamente obteniendo un aroma mucho más intenso y concentrado.
- En pasta. Se muele la resina hasta obtener una textura fina, como en polvo, que mezclamos con un aglutinante pegajoso. Así resulta más fácil y atractivo su uso en forma de barritas, conos, etc. Si deseamos utilizar este tercer tipo, es muy importante conocer qué tipo de aglutinante se ha utilizado, ya que algunos pueden resultar tóxicos o nocivos para la salud (esto explica la diferencia de precio entre unas barritas de incienso y otras). Antiguamente se utilizaba como aglutinante natural la miel, la resina blanda o algunas frutas secas.
Cuando los granos entran en contacto directo con el fuego se derriten, exhalando así, su exquisito aroma.
Los orígenes del perfume están vinculados a la tradición de quemar incienso. “PER FUMUM”, en latín significa literalmente “a través del humo”.
Las civilizaciones antiguas encontraban algo divino en el hecho de quemar resinas, pues el humo y olor que se desprendía, ponía en contacto la tierra con el cielo, los mortales con los dioses.
En la tradición popular, llamamos incienso a cualquier resina que desprende olor al ser quemada. En perfumería, el incienso (en inglés FRANKINCENSE) es únicamente el olor de la resina obtenida del árbol Boswellia. También se le suele llamar olíbano, palabra en latín derivada de Al-Lubbán, en árabe “la leche”, en referencia a la tonalidad lechosa que adquiere la resina del árbol Boswellia Sacra en suelo árabe.
La designación incienso procede del vocablo latín “incendoere”, que quiere decir ‘encender’.
Otras resinas utilizadas y confundidas habitualmente como incienso son:
- Resina del Cedro del Líbano (Cedrus Libani).
- Resina de la Sabina Real (Juniperus Lycia o Juniperus Thurifera), proveniente de África, que contiene trementina y exhala un agradable perfume.
- Resina de Ajenjo en Andalucía.
- Resina de la Artemisia Aragonensis en las Islas Canarias.
- Resina de Grindelia glutinosa o Papucupatli en México.
- Resina de Thuaria Chilensis en Chile.
Tradicionalmente al olíbano se le suelen añadir otros ingredientes que enriquezcan sus matices olfativos: palosanto, clavo, rosas secas, benjuí, vainilla, sándalo, romero o mirra.
¿Qué aplicación tiene en el mundo del perfume?
El aceite esencial de Frankincense u Olíbano utilizado en perfumería, se obtiene por destilación al vapor de su resina. Su olor es dulce, fresco, balsámico y cálido. El color de su aceite esencial es amarillento o verdoso. Combina muy bien con notas cítricas (limón, lima y naranja), con maderas (cedro, ciprés, sándalo), con determinadas flores (rosa, ylang-ylang, jazmín) y con especias (clavo o vainilla). Es uno de los ingredientes clave en la familia olfativa oriental.
Propiedades: el aceite esencial de incienso favorece la meditación, la concentración y el equilibrio emocional. Armoniza el equilibrio cuerpo-mente.
Alérgenos: contiene dos alérgenos potenciales, el limoneno y el linalol. Potencialmente no es sensibilizante.
¿Cómo describir un perfume que contiene incienso en su formulación?
El incienso aporta matices misteriosos, profundos, orientales y exóticos. Aporta sofisticación y espiritualidad.
¿A quién podemos recomendar un perfume con incienso?
A personas que les gusten las fragancias de carácter intenso, que desean hacerse notar con su perfume, que les gusta dejar huella.
En las hermandades y cofradías, los acólitos se encargan de seleccionar esa mezcla única de inciensos que van quemando a medida que avanza la procesión, que anuncian la llegada de «la imagen». Cada imagen, tiene su propio aroma, como tú tienes tu perfume favorito, que anuncia su presencia.
Así que a disfrutar de la Semana Santa, de sus aromas, de sus procesiones y ¡de sus torrijas!.
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¡Feliz Semana Santa!
Elena del Valle
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